Este segundo hábito consiste en crear un modelo de vida como marco de referencia o criterio para juzgar las cosas, significa comenzar con una clara comprensión de nuestro destino. Esto nos permitirá identificar cuáles son las cosas más valiosas en nuestra vida. Un modo efectivo de comenzar con un fin en mente es elaborar un enunciado de la misión, filosofía o credo personales. Se centra en lo que uno quiere ser o hacer, además de los valores o principios que fundamentan lo que uno quiere hacer, sirve como base para la toma de decisiones importantes en la vida, así como en las decisiones cotidianas que se toman inmersos en las circunstancias y las emociones. El enunciado personal debe contener equilibrio entre los distintos roles que tenemos en la vida.
Tanto en la familia como en las organizaciones, es conveniente que en la redacción de la misión participe cada uno de los miembros, ya que con esto adquiere un carácter de personal para cada uno, y los valores compartidos dan unidad en los tiempos de crisis, otorgando las directrices que gobernarán las decisiones.
Nuestra vida siempre está centrada en algo, y de ese algo dependen nuestra seguridad, guía, sabiduría y poder.
Centros alternativos:
- Cónyuge: Nos volvemos vulnerables a la conducta, estados de ánimo y trato que nos da el cónyuge.
- Familia: Nos volvemos vulnerables a los cambios de tradición, cultura o reputación.
- Dinero: Dejamos de lado a la familia o a otras prioridades, dando por sentado que todos comprenden que los requerimientos económicos ocupan el primer lugar.
- Trabajo: Nos volvemos vulnerables a lo que nos impida continuar en el trabajo y descuidamos la salud, las relaciones u otras cosas importantes.
- Posesiones: Somos vulnerables a las diferencias de status, fama o la pérdida de posición.
- Placer: No desarrollamos el talento, la mente y el espíritu se duermen y el corazón sufre insatisfecho.
- Iglesia: Nos volvemos duales, actuando, pensando y sintiendo de cierto modo los días de iglesia y de otro en el resto.
Stephen Covey propone centrarse en principios porque:
- Nos dan seguridad: podemos depender de ellos, ya que no cambian.
- Nos dan sabiduría y guía: permiten ver con claridad adónde queremos ir y cómo llegar allí.
- Nos otorga poder personal: ya que no nos limitan las actitudes, conductas y acciones de los demás, ni muchas de las acciones ambientales.
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