Y no sólo basta con la apariencia en actos públicos, sino que hay que tener en cuenta qué haces y cómo lo haces, qué dices y cómo lo dices, la ética personal, la forma de dirigirte a tus fans… En definitiva, aplicar algunas normas básicas del branding de las marcas de productos y servicios y otras específicas para las personas.
No sólo la gente famosa puede tener
marca personal, sino que todos tenemos un valor cuantificable a través
de la influencia social, el puesto de trabajo, el salario, los
seguidores, nuestras hazañas… Un término cada vez más escuchado en los
últimos años: el Personal Branding, que habla de cómo dar a conocer tu
valía o de cómo sobresalir entre la masa social. En definitiva, se trata
del arte de construir y potenciar tu propia marca personal.
Pero no todos tenemos por qué crearnos
una marca personal. Antes de comenzar con el Personal Branding hay que
reflexionar sobre qué podemos aportar a los demás y sobretodo, cómo
queremos que nos perciban nuestros futuros seguidores.
Crearse una marca
personal como si fuésemos una enseña corporativa nos generará tanto
fans como algunos enemigos, tal y como sucede con cualquier marca. De
modo que en este caso no nos valdrá para nada la típica frase que dicen
las grandes marcas: “que hablen de mí, aunque sea mal”.
En el personal
branding la reputación de marca hay que cuidarla mucho más desde el
inicio porque en este caso no se trata de un ente inexistente, sino que
detrás hay una persona cuya vida puede verse afectada sensiblemente ante
una crisis de ORM. (Online Reputation Management que es el reflejo del prestigio de una marca en Internet)
Con la aparición y alcance del mundo, la creación de una marca personal se ha hecho lo suficientemente
asequible como para que en breve pase de ser una ventaja a ser un
requisito.
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